Fue labrada a principios del s. XVI por el imaginero sevillano Pedro Millán. Sus medidas son de 1,80 metros de alto por 1,82 de extensión en los brazos. Fue restaurada en los años 60 del s. XX, en cuya pintura participó el segureño Antonio Casquete de Prado.
Una leyenda cuenta que un crucifijo fue encontrado por un labrador cuando araba en ese lugar con la reja de su arado. Se dice que esa imagen del Cristo la lleva dentro. El Cristo de la Reja es la principal seña de identidad religiosa de la población.